A una pequeña isla de la Polinesia, en la que el único forastero es un estricto pastor puritano, llega Morgan (Gary Cooper), un aventurero americano que se enfrenta al pastor, ganándose así la confianza de los nativos. Morgan llega a identificarse profundamente con el modo de vida de los isleños, y de su relación amorosa con una hermosa joven nace una hija.