Ichiko vive en Komori, una pequeña aldea del nordeste de Japón. Se mudó a la ciudad en una ocasión, pero se sintió perdida allí y regresó. Sin supermercados ni tiendas de comestibles cerca, para vivir en Komori es necesario alimentarse de la tierra. Ichiko cultiva su arroz, trabaja la granja y prepara comidas con alimentos de temporada recolectados en las montañas y campos vecinos.