Judy, que padece Parkinson desde hace casi dos décadas, se enfrenta a los desafíos de la vida cotidiana, tras la repentina muerte de su marido y cuidador en su aislada casa a orillas del lago Stuart. Su hijo Jamie, un adolescente obligado por su padre a encontrar trabajo en las explotaciones petrolíferas, está atemorizado ante la idea de tener que sustituirlo desde tan joven y lidia a la vez con la tarea de hacerse un hombre en un mundo sin espacio para la debilidad.