Manami se dispone a celebrar su cumpleaños con unos amigos, pero termina salvándose de una matanza. Sus problemas no terminarán aquí: dos vampiros, K, del clan Drácula, y Yamada, del clan Corvin, la están persiguiendo. Yamada terminará encerrando a Manami en un hotel, donde los humanos están condenados a dar sangre eternamente.