Un hombre desnudo y ebrio aparece en directo en una televisión japonesa en plena celebración de la festividad de Namahage, en la que hombres disfrazados de ogros irrumpen en las casas para asustar a los niños y que se porten bien todo el año. Tasuku, un joven padre, es condenado al ostracismo por avergonzar al pueblo y su tradición y huye a Tokio solo. Dos años después regresa al pueblo para intentar arreglar las cosas con su exmujer y su hija pero se encontrará con una situación muy dura.