Don Arpagone es un avaro que recurre a toda clase de argucias para evitar que nadie se lleve su dinero, incluido el Vaticano, que, por medio del cardenal Spinose, intenta apoderarse de su fortuna. La hija del avaro está enamorada del secretario de su padre, y el hijo lo está de la hija de Doña Lucrecia, una mujer arruinada tras la muerte de su marido. Pero pronto se descubrirá que el marido de ésta vive y que el secretario de Arpagone es, en realidad, el hijo de un rico caballero. El avaro se entrevista con el Papa y denuncia al Cardenal, que es desterrado por el Papa.