La nueva ambición de Belzoni es ser el mayor coleccionista de la historia, pero al estilo de todos los buenos cuentos de capa y espada, tiene un rival. Drovetti, el tenaz coleccionista francés, está esperando frustrarlo a cada paso. Henry Salt le pide a Belzoni que regrese a Tebas y Filae para encontrar más artefactos para el Museo Británico. Sin embargo, Belzoni no se da cuenta de que Salt lo está utilizando para amueblar su propia colección y vender artefactos al mejor postor.